Fumar o no fumar, esa es la cuestión.
Me gustaría hacer una serie de consideraciones, a raiz de la aprovación en la cortes de la ley Antitabaco.
Compartiendo el objetivo de la ley, y sabiendo que las leyes están para cumplirlas, como no podría ser de otra manera, me pregunto yo, sino se podría haber hecho de otra forma más gradual.
Se argumenta que leyes similares, en países sajones o países del norte, han sido eficazes. No lo pongo en duda, pero estas hay a que adpatarlas no sólo a la sociedad, sino que de igual forma ámbito territorial y cultural.
Sé que los poderes públicos tienen la obligación de organizar y tutelar la salud pública( art.43 constitución), y que la protección de la salud es un derecho.
Pero, perímateme sabio lector, que desde la óptica de una persona que tristemente tiene esa dependencia o vicio, como prefiera decir usted, nos preguntamos ¿es que no tenemos derecho nosostros a fumar? Sé que fumar no es un derecho, pero ¿no se podría haber hecho la norma de forma gradual? ¿No se podría haber conjugado los intereses colectivos con los individuales?
Experiencias de temporización, en nuestra historía legislativa, tenemos de todos los colores, la ley del Aborto, por poner un ejemplo. Que a medida que iba evolucionando la realidad social, se fue adaptando.
Por eso considero, que el mayor incoveniente, de estat ley es la gradualidad.
Por que, como dijo Jack el Destripador: “vayamos por partes”, y sino ejemplos de leyes prohibitivas como las que impulsó el PP en el pasado ( ley Antibotellón), vemos que tienen nula eficacia. Y sino sólo hay que ir al supermercado de mi barrio, un sábado por la tarde, o pasearse por las zonas de ocio, y comprobará su aplicación.
Sé que los fumadores, y nuestro vicio, están de capa caída.
Sé que los buenos en la tele ya no fuman, y que son los malos malísimos que si, pero permítame, que con estas últimas letras, encienda satisfecho un cigarrillo, y contemple la pantalla del ordenador, pensando que soy un personaje de Dante, bajando definitivamnete a los infiernos.
