dijous, de desembre 15, 2005

Reflexiones desde el escaño, sobre el estatut

Reflexiones desde el escaño

Comenzó la andadura del debate estatutario, permite lector, con toda humildad que emule al gran escritor castellano.

El PSC tiene el síndrome del gran hidalgo y de su escudero, a la vez. Ahí radica la complejidad y la doble contrariedad. Respecto al PSOE y España, somos el caballo en busca de la ínsula barataria, y en Catalunya somos el escudero, que pese aplicar la sensatez y el realismo, se ve abocado a las más absurdas aventuras.

Cierto es querido lector, que a Sancho nadie le obligó a salir a los caminos. A nosotros tampoco.
Cierto es que al Gran Hidalgo, nadie le obligó a leer y reflexionar sobre su sociedad, valores y perspectivas. A nosotros tampoco nos obligaron.

Pero al igual que a nuestros protagonistas, que vivieron en una época convulsa, una sociedad en crisis económica, religiosa, de valores, a nosotros también nos ha tocado una época así: la globalización, el triunfo de los valores del libre mercado, crisis de la validez y la utilidad de los poderes públicos, cruces y a veces choques de culturas.

La gente dice que Catalunya no se merece esta clase política. Yo digo que somos un reflejo de la sociedad. Quizás, y sólo quizás, a nosotros nos pasa como al Gran Hidalgo, soñamos que con la batalla contra molinos y gigantes, podremos solventar los problemas identitarios, de España, Catalunya y Euskadi, y por si fuera poco mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Y al igual que Alonso Quijano, nosotros convertidos en Quijotes, velaremos en el patio de la venta nuestras armas, para realizar el juramento de caballero. Eso es lo que hago en el escaño.

Pensando en silencio a la vez, sobre la máxima del Rey Fernando… “Tanto monta, monta tanto, cortarlo como desatarlo”. Ahí está la solución a nuestro nudo gordiano.